Facebook sigue dispuesto a cambiar las pautas para mostrar lo que realmente interesa al usuario y lo que no. Esa es la teoría. Después de que su algoritmo redujese drásticamente el alcance orgánico de las páginas, atisbando el temido Facebook Zero, el turno le llega a ese tipo de publicaciones que piden algún tipo de reconocimiento de esta red social. Y muchas veces, piden por pedir. Sin nada a cambio.
Este cambio es una medida que todos los usuarios deberían de aplaudir. Al fin y al cabo, se lucha contra el spam. Al menos, esta decisión es mínimamente coherente, pues ahora las “historias patrocinadas” se han integrado con los anuncios de la red social. Quizás el mayor spam que sufría el usuario.
De esta manera, el nuevo cambio en el News Feed de Facebook pretende reducir aquellas publicaciones que buscaban una gran difusión de forma gratuita (y no sólo en lo económico) pidiendo a los usuarios “me gusta”, “comparte”, etc. Efectivamente, ahora, ya no tendrás que darle al “me gusta” tantas veces para que no maten a gatitos ficticios.
Una grata novedad que parece luchar con el pilar fundamental de Facebook. La popularidad de la red social siempre se ha basado en la felicidad. El poder del “me gusta” ha hecho que, en teoría, las historias de los usuarios estén llenas de esperanza y alegría. Pero este tipo de publicaciones que exigían esta interacción desvirtuaban los intereses de usuarios. Facebook, en una medida para filtrar la tremenda cantidad de información que se recibe, ha decidido acabar con ello. Y lo que nos alegramos de ello. Ya no será tan fácil conseguir que algo sea viral.
Los comentarios, la otra cara de la moneda
Otro de los cambios en este algoritmo también repercute en aquellas publicaciones que invitan a comentar.
En este caso, creemos que esta modificación no es la mejor. ¿Por qué? Por una sencilla razón. Compartir o darle al “me gusta” de forma gratuita incide directamente en la difusión de los contenidos. Con los comentarios, lo que se pretende es buscar la interacción desde el punto de vista del debate. Si una red social no está diseñada para generar conversaciones, pierde parte de su alma.