En la actualidad existen empresas, no solo especializadas en ofrecer por Internet sus servicios (o productos a otras empresas, sino también capaces de realizar los cobros por el mismo medio. Es el fenómeno conocido como B2B o business to bussines.
El término business-to-business se aplica a las relaciones comerciales exclusivamente entre empresas. Por ejemplo entre un fabricante y su distribuidor, o entre un mayorista y un pequeño comercio.
Quedan, por lo tanto excluidas de este término todas aquellas operaciones realizadas entre una empresa y el cliente final (conocidas como B2C)
Aunque no exclusivamente, suele acuñarse este término para operaciones de compra de bienes o servicios sobre todo por vía electrónica.
Quizá una de las cualidades más interesantes de las relaciones B2B es que existe una relación más estrecha y frecuente entre proveedor y cliente. Además se accede a un tipo de «público» menos masivo y con unas necesidades mucho más específicas que los consumidores finales. Se podría hablar por lo tanto de nichos concretos de negocio.
El auge de las nuevas tecnologías ha posibilitado una agilidad antes inimaginable en las relaciones comerciales entre empresas. Si a esto añadimos un uso, cada vez más extendido, de las modalidades de pago seguro on-line se obtiene un nuevo segmento de negocio en plena expansión. Ahora bien, ¿Qué ventajas aportan las relaciones B2B?:
Al tratarse de un entorno «de negocios» aquí se aplica un lenguaje práctico y preciso. No es necesario intentar «embelesar» al cliente con los artificios y maniobras típicos del Marketing dirigido al gran público. Se trata de dar solución a necesidades muy concretas de clientes que «confían» en nuestra red de venta y a los que conocemos en profundidad, por lo que muchos trámites se pueden automatizar. Por lo tanto se consigue:
1.- Integración directa de los datos de la transacción en los sistemas informáticos de la empresa.
2.- Más rapidez y seguridad en las transacciones.
3.- Posibilidad de recibir no solo mayor número de ofertas o demandas, sino mejor dirigidas u orientadas a objetivos más concretos.
4.- Despersonalización de la compra (las operaciones no se hacen cara a cara, sino por vía electrónica) con lo que se evitan posibles tratos de favor.
5.- Mejores márgenes comerciales y productos (o servicios) más competitivos al abaratarse el proceso de compra/venta. Por un lado no es necesario una gestión comercial tan intensa y por otro lado los procesos administrativos se simplifican enormemente.