Por mucho que se hable del Black-Hat SEO y de los inconvenientes de una mala estrategia de posicionamiento web, lo cierto es que muchas empresas decidieron abusar de la generación de enlaces de forma artificial.
Hasta que Google cortó el grifo. Y eso que lo venía avisando desde hacía tiempo. Para ello decidió soltar a una de sus más temidas mascotas: el pingüino. Este algoritmo se lanzó en abril de 2012 y ha tenido cuatro actualizaciones más, hasta octubre de 2013, provocando la caída un alto porcentaje de páginas en los resultados de búsqueda.
En este post, vamos a analizar los pasos a seguir para que Google nos borre de la lista negra. Ya lo adelantamos, aunque nos costara poco subir posiciones con estas técnicas, para volver a estar en los puestos más altos necesitaremos de mucha paciencia.
1. Determinar que la penalización ha sido por este algoritmo
Es obvio, pero Google tiene un Zoo entero buscando a malhechores del posicionamiento online. Por ejemplo, podría ser una de las 25 actualizaciones de Google Panda desde que se lanzara en febrero de 2011. Hay que tener en cuenta que Google dictamina las posiciones en función de más de 200 factores y que, como no podía ser de otra forma, la competencia también trabaja.
Para ello, tenemos que ver en Google Analytics el momento o los momentos en los que nuestro tráfico orgánico empieza a descender de forma alarmante y ver la coincidencia de fechas en la actualización de cada algoritmo. Como recurso imprescindible, podéis ver en esta página de Tomás De Teresa la actualización de cada uno de los algoritmos de Google y así saber en qué momento se fue todo a pique.
2. ¿Coinciden las fechas con una de las actualizaciones de Google Penguin?
Si es así, ya hemos detectado que el problema reside en los enlaces de baja calidad hacia nuestra página. Ahora tenemos que dar con esos enlaces que han encendido las alarmas de Google. La herramienta indicada para el siguiente paso es Google Webmaster Tools. Desde su administración podemos ver los enlaces entrantes a nuestro sitio y así determinar dónde fallamos. ¿Recuerdas esa campaña de 500 enlaces de hace 4 años? ¿Y el intercambio masivo de enlaces con ese Webmaster de una página que no tiene nada que ver con nuestro negocio? Ahora vemos que eso sólo sirvió para aparecer en foros y blogs sin ningún tipo de sentido. Definitivamente, Google nos ha pillado.
3. Revisar todos los enlaces y hacer una criba
Esta labor es ardua. Y aburrida, pero es lo que toca. Si tenemos un conocimiento exhaustivo de todo lo que se ha hecho hasta la fecha, avanzaremos rápido. Hemos hecho trampas y ahora hay que esforzarse para que Google sepa que no volverá a suceder. Para ello, tenemos que eliminar todos los enlaces de baja calidad que nos sea posible, empezando por aquellas páginas con un mayor número de enlaces entrantes.
Muchas veces, no tenemos acceso para quitar estos enlaces, para lo cual hay que ponerse en contacto con los administradores de las diferentes páginas web. Si no aparece ningún correo en la página, desde Whois podéis ver algunos datos de dónde está alojada la página y los datos de contacto del Webmaster. En otras ocasiones, no podrá ponerte en contacto con el administrador. Otra cosa es que, además de recibir tu petición, te hagan caso. Hay que considerar que para ellos también supone tiempo eliminar estos enlaces.
4. Envío de petición a Google
Hemos hecho todo lo posible para eliminar los enlaces que Google considera maliciosos. Perfecto. Y ahora tenemos que hacérselo saber a Google con pelos y señales: qué enlaces hemos borrado y aquellos que los Webmaster de otras páginas han eliminado con nuestras peticiones. Aquí también habrá que especificar aquellos sitios donde no haya sido posible ponerse en contacto o no hayan hecho caso. Así, Google ya sabrá que esos enlaces son artificiales y que no los tiene que considerar relevantes para tu página, además de que has hecho un gran esfuerzo por reinsertarte en las buenas prácticas SEO.
La respuesta del buscador, según explican, puede ser de varias semanas.