Resulta atrayente disponer de nuestra propia bitácora. Sin embargo no siempre resulta práctico.
En el caso de muchas empresas los blogs suponen un medio ideal para dotar de contenido nuestro sitio web y fidelizar a los visitantes con información de interés. Obviamente mantener un blog requiere invertir tiempo y poseer cierto “talento” literario. Los resultados, por otro lado, a veces no corresponden al esfuerzo desplegado, al menos no de forma inmediata.
Los que hemos puesto en marcha un blog sabemos que es preciso paciencia, constancia y un trabajo constante de divulgación del mismo.
Los blogs corporativos suponen, además, un esfuerzo adicional de análisis, tanteo de los nichos de audiencia que interesan a la empresa, un cuidado exquisito a la hora de elegir y desarrollar los temas de los artículos (para tratar de no herir susceptibilidades) y vigilancia constante de los resultados. Además, no basta con publicar y esperar que nuestros followers surjan por generación espontánea, es necesario apoyarse en distintas vías de difusión para dar a conocer nuestro trabajo.
Según todo lo dicho existen dos alternativas para poner en marcha una bitácora; Invertir tiempo y un considerable esfuerzo para obtener unos resultados inciertos, o bien contar con el apoyo de un especialista en este tipo de publicaciones que garantice un buen resultado.
Finalmente no hay que perder de vista que si no se dispone de tiempo (o recursos del tipo que sean) es preferible desistir de la puesta en marcha de un blog, ya que, por cuestiones de imagen, es preferible no tener a tener uno completamente desactualizado.
